LOS JESUITAS EN HAITI: UNA VISTA A LA ESPERANZA

Haití se ha visto enfrentado cada vez más a un callejón sin salida fácil. La crisis, ya conocida mundialmente, ha sumido al país no solo a vivir las consecuencias de la violencia, sino también a la falta de recursos básicos como alimentación, agua, salud y educación.

La educación, pilar fundamental para el futuro desarrollo, ha sufrido enormemente en este contexto de inestabilidad. Colegios y universidades no han logrado mantener sus clases de manera regular, lo que presagia un futuro sombrío para la próxima generación. Instituciones como Fe y Alegría han visto cómo algunos de sus centros educativos han tenido que cerrar o adaptarse a vivir en situaciones de inseguridad. En Ouanaminthe, por ejemplo, el Colegio San Ignacio, administrado por las Hermanas de la Compañía de María y con 1,000 estudiantes, recién en estos días de marzo ha podido reabrir sus puertas con limitaciones, después de haber suspendido las clases a comienzo de año.

En medio de la tragedia, la misión jesuita en Haití continúa sus esfuerzos para ofrecer soporte y acompañar a algunas comunidades. En el sur del país, con la Parroquia Santa Teresa del Niño Jesús en Carrefour Charles, o en el norte, en la ciudad de Ouanaminthe, con la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, el apoyo a expatriados a través del SJM y la formación de profesores con el Especil son algunos ejemplos.

Últimamente, se tuvo que cerrar el Colegio San Ignacio de Croix de Bouquets después de mucho tiempo que su actual director, con determinación y valentía, lo sostuviera porque era una esperanza en medio de una total tragedia que fue viviendo el entorno del colegio. La figura del P. Achange, el director, es un paradigma de la lucha de los jesuitas que, junto al pueblo de Haití, buscan construir un futuro mejor para la tierra prometida.