Haití sigue viviendo momentos difíciles y convulsionados, especialmente en Puerto Príncipe, donde la situación permanece crítica. Sin embargo, en el resto del país se percibe una relativa calma, aunque afectada por los acontecimientos de la capital.
En este contexto, la presencia de los jesuitas en Puerto Príncipe es limitada debido a las complejas circunstancias. Sin embargo, tanto en el sur como en el norte del país, emergen señales de esperanza.
En el sur, en la localidad de Carrefour Charles, tenemos una Parroquia, Santa Teresa del Niño Jesús, que ahora cuenta con un nuevo párroco que acompañado por un seminarista jesuita, animan la vida de esta comunidad.
En el norte, en la ciudad de Wanament, la misión cuenta con una parroquia, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, con el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y con un programa de formación para educadores (Espesil). Además, se ofrece apoyo espiritual a religiosas a través de retiros y acompañamientos, lo que ha ido permitiendo el desarrollo de un Centro de Espiritualidad vinculado al Noviciado, que actualmente forma a 8 novicios.
Desde Wanament también se lidera un programa para formar colaboradores en espiritualidad ignaciana.
Dentro de las muchas colaboraciones, se destaca la relación con las Hermanas de la Compañía de María, quienes administran el Colegio Saint Ignace, que acoge a más de 1,000 estudiantes. Por su parte, Fe y Alegría Haití impulsa un programa de apoyo a escuelas estatales con un enfoque en la interculturalidad.
A pesar de los desafíos, la misión jesuita en Haití vive con esperanzas. ¡Demos gracias…
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